El libro repasa las bases teológicas de la misa: su significado, su valor como símbolo, como sacrificio...

Sin embargo, el estilo, como en los otros libros escritos por sacerdotes católicos que he leído, es plúmbeo, aburrido, de sintaxis compleja en exceso, poco claro... El texto parece querer esconder con una complejidad artificiosa el hecho de que todo lo que se afirma en él es, básicamente, humo.

Porque si el libro tiene un valor es el de demostrar el escaso valor epistemológico de las doctrinas cristianas. Éstas se basan en aceptar como cierto un texto, la Biblia (cuyos errores e incoherencias dan para textos más extensos que el libro que nos ocupa), sin ningún atisbo de espíritu crítico, además de textos de otros autores que, por la condición de santidad que la Iglesia ha otorgado a quienes los escribieron, no pueden tampoco ser puestos en duda.

Además, al no tratar en ningún momento de hechos objetivos, ni medibles, ni observables, ni comprobables, la religión católica ha podido construir a lo largo de dos milenios un magnífico castillo de naipes en el que se acumulan mitología judía, textos de autores con conflictos de intereses, muchos de ellos escritos sin experiencia directa de los hechos que narran, textos de interpretaciones de esos hechos, matices en esas interpretaciones que no pueden ser cuestionados por provenir de quien vienen, todos ellos traducidos (lo que implica otra interpretación), modificados, expurgados, intercalados, escogidos entre otros que fueron descartados (añadiendo un nuevo sesgo)... un castillo de naipes en el que las cartas se acumulan de forma desordenada pero que no está expuesto a ninguna realidad objetiva que lo haga tambalear por muy incoherentes que sean las uniones de sus elementos.

Esta forma de construcción de hipótesis a partir de hechos míticos, testigos dudosos e intérpretes incuestionables queda evidenciada en el texto a nada que el lector tenga el espíritu crítico que el autor del libro no ha tenido ni con el texto inicial (la Biblia) ni con los de los autores santificados que cita.

Así pues, y como pasa a menudo en los textos acerca de religión escritos por sus creyentes, el valor del libro no es la interpretación del tema que estudia, sino lo que revela del autor y de los que, como él, creen en los textos divinos.
 
Editorial: Ediciones Palabra | 1981
 
Estado: Bueno | Tapa blanda
 
Páginas: 179
 
Medidas: 19x12 cm