Los diplomáticos, al menos los españoles, saben perfectamente dos cosas: a quién corresponde pasar por delante en las puertas y quién precede a quién en el escalafón. Eso y una cierta fama de escasa afición al trabajo hizo que, en tiempos de Franco, se conociera a más de uno con el mote de Educación y Descanso. Edgar Neville en un sencillo telegrama resumió el triste sino del diplomático. El mensaje decía:«Sin instrucciones concretas, sin idea de la misión que debo realizar y sin estar muy seguro de cómo llegaré a un lugar cuya localización geográfica desconozco, parto hacia Tegucigalpa en donde quedaré como siempre a las órdenes de vuecencia.» Fue destituido fulminantemente.
Estado: Muy bien | Tapa blanda ilustrada | Resto de pegatina en parte inferior trasera.
Editorial: Planeta S.A. | 1ª Edición | 1997
Páginas: 195
Medidas: 21'5x14 cms.
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SKU: B-6-3
3,00 €Precio
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